Ricky Rubio quiere un contrato de estrella en la NBA

6 Oct

Ricky Rubio jugará su cuarta temporada en los Timberwolves de Minnesota, la última del contrato que firmó en su desembarco en la NBA. Las negociaciones para ampliarlo se hallan en punto muerto por la distancia que separa al jugador, que quiere un contrato que le reconozca un estatus de estrella, y a su equipo, que no tiene tan claro que Rubio lo valga.

El anterior director deportivo, David Kahn, tenía preparada para Rubio una renovación por el máximo que el convenio colectivo de la liga permite. Y eso es lo que solicitó para su representado el agente de Rubio, Dan Fegan: un contrato de 5 temporadas y por un montante superior a los 80 millones de dólares. Pero la nueva gerencia de los Wolves no comparte las ideas de Kahn.

Flip Saunders, accionista, director deportivo y entrenador del equipo, y el mánager general Milt Newton son partidarios de ofrecer al base del Masnou una renovación por 4 temporadas por una cantidad que superaría los 40 millones de dólares (pero no demasiado).  Ambos directivos mantienen reuniones periódicas con Fegan, pero las posturas de ambas partes siguen alejadas.

La primera fecha límite es el 31 de octubre. Si para ese día no hay acuerdo, los Timberwolves perderían sus opciones de renovar el contrato de Ricky Rubio. En ese panorama, se plantea el escenario de la “qualifying offer”, la oferta que el equipo de Minnesota podría realizar a su base para que permaneciese en la franquicia una temporada más (y sólo una).

Si el jugador coge los 6.723.724 dólares que le pondrán sobre la mesa se convertirá en agente libre el verano del 2016, pudiendo aceptar directamente a partir de ese momento cualquier propuesta que le llegue. Si rechaza el dinero de su actual equipo será agente libre restringido este próximo verano. En este segundo caso, en Minnesota  tendrían el derecho de igualar cualquier oferta de otras franquicias que aceptase Rubio para mantener al jugador en su plantilla (un equivalente del derecho de tanteo).

La franquicia desearía no llegar a este punto, sabedora que es más provechoso para ella un acuerdo en lugar de dejar su destino en manos de otros. Es lo que les ha pasado a los Houston Rockets con Chandler Parsons, al que han perdido cuando los Dallas Mavericks le han hecho una oferta fuera de las previsiones económicas de la franquicia de Houston. Los Timberwolves confían en llegar a un acuerdo con el base, aunque no tienen prisa en hacerlo.

Milt Newton, el mánager general, dijo que  “vamos a enfocar la situación de la misma manera que lo hicimos con Kevin Love (quien por cierto ha acabado marchándose ). Haremos lo mejor para el equipo, y si llegamos a un acuerdo pronto, mejor. Y si no, no hay necesidad de apresurarse”. La razón de esta calma era la existencia de un plan B. Los Timberwolves estaban interesados en sumar a su plantilla a Eric Bledsoe, a quien sí le ofrecieron el máximo que el actual convenio colectivo en vigor les permite.

Bledsoe, alternativa fallida

Los Wolves habrían puesto sobre la mesa una propuesta de 63 millones de dólares por cuatro años de servicios a Bledsoe. Sin embargo, no podían hacerlo de forma directa y necesitaban la colaboración del actual equipo del agente libre restringido, los Phoenix Suns. La plantilla de Minnesota sobrepasa en 6 millones de dólares el límite salarial. La franquicia debería traspasar jugadores hasta conseguir estar 14,7 millones (lo que cobraría Bledsoe en su primer año de contrato) por debajo de dicho límite.

Para cerrar la operación, debería haber sido el equipo de Arizona el que le firmase el nuevo contrato a Bledsoe y luego enviarlo a Minnesota a cambio de los jugadores que le cederían los Wolves (lo que se llama un “sign-and-trade”). Los Suns se hallaban 15 millones por debajo del límite salarial, así que económicamente estaban en condiciones de aceptar el trato. Pero no estaban de acuerdo.

Los promedios de Bledsoe del pasado ejercicio, tras llegar traspasado desde Los Angeles Clippers, fueron de 17,5 puntos,  5,5 asistencias, 4,7 rebotes y 1,6 recuperaciones en 43 partidos. A media liga regular sufrió una lesión de menisco en su rodilla derecha que le hizo pasar por el quirófano, pero volvió antes del final de la misma. El 9 de diciembre cumplirá 25 años, así que es un jugador joven con muchas temporadas por delante de previsible buen rendimiento.

En su franquicia creen que tiene potencial de All-Star y por tanto esperaban recibir a cambio de él o un jugador que ya lo haya sido o al que como mínimo se le vean muchas posibilidades de serlo.  Kevin Love encajaba en ese perfil, pero ahora está en los Cavaliers. Andrew Wiggins también daría la talla, pero ha sido la moneda de cambio por Love. Es el futuro de los Wolves y por eso es intocable. La opción de utilizar rondas de draft para redondear el trato tampoco valía: los Suns van bien servidos.

Bledsoe, como Ricky, empezaba su último año de contrato. Las negociaciones con los Suns para renovarlo estaban encalladas después que los Phoenix Suns le ofrecieran al base 48 millones por 4 temporadas, lo mismo que ha recibido Kyle Lowry por renovar con los Toronto Raptors y lejos de los 90 millones por 5 temporadas de Kyrie Irving en los Cavaliers. La proposición no hizo feliz al base, quien aspiraba a un contrato máximo.

El movimiento de los Timberwolves ha llevado a los Suns a variar su posición. Con la certeza que el jugador firmaría a finales de septiembre la qualifying offer de su franquicia (3,7 millones por una temporada) para convertirse en agente libre sin restricciones a la conclusión de esta temporada que empezará en breve, el equipo de Arizona subió su apuesta. No llegó hasta el máximo, pero si a una cantidad que Bledsoe ha aceptado (70 millones de dólares por 5 temporadas) obligando de rebote a un replanteamiento de la situación en Minnesota.

Los Timberwolves dudan de Ricky

La oferta por Bledsoe, y su cuantía, reflejan la línea de pensamiento de los Wolves. Ricky es un buen jugador, pero no es un base élite aún. El intento de fichar al jugador de los Suns revela la amenaza que pesa sobre Rubio: acabar convirtiéndose en el segundo base del equipo como primer escenario, e incluso ser incluido en un posible traspaso para hacerse con otro primer base que tendría las espaldas bien cubiertas por Maurice Williams y la posibilidad de que el rookie Zach Lavine diera el salto a esta posición

Flip Saunders verbalizó estas dudas públicamente en una entrevista al Star Tribune de Minnesota.  Para empezar, le quitó galones al director de juego catalán: “¿El equipo de Ricky? Este es el equipo de todos.”  Siguió sembrando la incertidumbre sobre la titularidad del jugador: “No tengo ni idea de quien será titular en los Wolves y seguramente no la tenga hasta una o dos semanas después de comenzar la pretemporada”. Saunders también abrió una puerta a la continuidad del base J.J. Barea, que parecía que iba a ser cortado en breve. Tal vez como precaución a la espera de ver como evolucionan las conversaciones con Rubio

Rubio se ha revelado como un excelente pasador a lo largo de sus tres temporadas en la NBA, con un promedio de 8.1 asistencias por partido (8,6 asistencias en su último año). A pesar de perder bastantes balones, su alto número de pases de canasta lo compensa, dejando su ratio de asistencias por cada pérdida de pelota en 2,79. También ha destacado como defensor, aportando 2,3 recuperaciones de pelota por encuentro.

Pero el ex del Joventut de Badalona y del F.C. Barcelona sigue sin mejorar en su punto débil, la anotación. Tras promediar 10,6 y 10,7 puntos en sus dos primeras temporadas, en esta última su aportación ha bajado hasta los 9,5 puntos. A pesar de que este año ha mejorado sus porcentajes de lanzamientos de campo en general (38’1%) y ha recuperado el de triples respecto la temporada anterior (33,1%), sigue demasiado alejado del mínimo que en la NBA se espera de un base (Bledsoe, por ejemplo, estuvo en el 47,7% en lanzamientos de campo).

Esta es una flaqueza demasiado importante para acceder a la élite de los bases NBA. Ricky Rubio ya recibió críticas de la prensa local a principios del 2014 por esta debilidad. A pesar de haber trabajado en ello durante los dos últimos veranos, no se le ha visto una mejora significativa más allá de un lanzamiento de media distancia tras bote que debería prodigar más.

Durante la preparación de la selección española para el pasado Mundial, tuve la ocasión de preguntarle a Ricky por su tiro, y por si el entrenamiento específico iba a dar resultados durante dicha competición. La respuesta del base fue reveladora: el equipo no necesitaba un base que anotase sino uno que distribuyese el juego. Y a eso se dedicó durante la competición que organizó la Federación Española de Baloncesto.

Una respuesta, por otra parte, en consonancia con la progresión de sus estadísticas en la NBA. En la temporada 2013-14 se ha registrado un descenso en su número de lanzamientos a canasta por partido. Me temo que Rubio ha perdido la confianza en su tiro, y sólo mira a canasta cuando lo ve totalmente claro o no tiene más remedio. Está empezando a renunciar a intentar aquello en lo que no destaca tal vez porque duda de una progresión positiva.

Ante su fracaso en conseguir fichar a Bledsoe, en Minnesota han decidido darle una nueva oportunidad a Rubio. Y para ayudarle a mejorar han fichado al exjugador Mike Penberthy (un año en los Lakers y experiencia como profesional en Alemania, Venezuela y Italia) como entrenador de tiro. Ricky ya trabajó este verano una semana en California junto con el nuevo miembro del cuerpo técnico de los Wolves.

El base se enfrenta esta temporada a un momento crucial de su carrera: negociar un segundo contrato que establezca su estatus en la liga. Ya ha dejado claro que tiene un hueco en la NBA, y que puede jugar minutos de calidad dirigiendo un equipo. Lo que debe demostrar es si puede ser el timonel titular de un equipo con aspiraciones. Toda la NBA, y no solo Minnesota, le estará mirando ya que si no prolonga su actual contrato puede salir al mercado el próximo verano. Exhibir una buena capacidad anotadora con unos porcentajes aceptables le situaría en mejor posición para obtener el sueldo y el reconocimiento que ahora se le niega.

Will Miller, sin problemas en el tiro

Si Rubio tiene problemas cuando mira a canasta, el sophomore de la Universidad de Mount Saint Mary’s Will Miller no los comparte. El alero ya dejó muestras de su clase en el partido de los “First Four” de la Locura de Marzo, en que anotó siete triples para Mount Saint Mary’s ante Albany. Ahora, preparando la temporada que empieza en poco más de un mes, ha anotado 100 tiros de 3 puntos en 5 minutos en una serie de tiro brutal: sólo ha fallado 14 (si, he sido tan “freaky” como para contarlos) . Su porcentaje de acierto ha sido del 87,7%. A la espera de que en breve comiencen los partidos del baloncesto universitario (ya haré la previa, pero os anticipo que nos espera una temporada magnífica), aquí os dejo el vídeo de la demostración de Miller.

artículo publicado en http://www.encancha.com, octubre 2014

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